Oler la historia.



La primavera nos vuelve a sacar de casa y enciende nuestro espíritu viajero pero las circustancias nos obligan a organizar nuestros viajes con ciertos límites. Sin embargo a veces viajando pocos kilometros podemos dar un gran salto en el tiempo dando un paseo por la historia. Eso es lo que hemos hecho con esta pequeña excursión a esta parte de la provincia cargada de ella. La comarca del Burgo de Osma, pero mas concretamente los municipios de San Esteban de Gormaz y  Gormaz.

Desde mediados del siglo IX, San Esteban adquirió gran protagonismo como frontera natural entre moros y cristianos esto provocó continuas batallas, repoblaciones y destrucciones en un vaivén imparable de avances y retrocesos que duró hasta principios del siglo XI cuando definitivamente pasó para bien o para mal a manos castellanas. La Villa vivió uno de los momentos más brillantes de su dilatada historia en 1.187, con la decisión del rey Alfonso VIII de celebrar en San Esteban las que habían de ser las primeras Cortes de Castilla.


 Para los amantes de la historia, un paseo por esta villa es un festín y la Iglesia de San Miguel su plato fuerte. Construida en el año 1081. Es la iglesia más antigua de San Esteban y la primera muestra del románico en la provincia de Soria y de las primeras en la península.  Sobresale su rudeza técnica y un repertorio temático preferentemente animalista y de inspiración oriental, faltando casi por completo los asuntos de tipo religioso. Todo esto, propio del románico ribereño, parece deberse a una profunda herencia islámica.   Algunos historiadores piensan que era el lugar de reunión de catecúmenos mudéjares y judíos; otros piensan que podría ser la zona del baptisterio; lo más común es pensar que era lugar de reunión, donde guarecerse de las inclemencias del tiempo.

A treinta kilometros de San Esteban, un lugar mágico, batido por los vientos de toda Castilla y Aragón. El castillo de Gormaz fué la más grande fortaleza europea de su época: con un perímetro amurallado de 1.200 m, 446 m de largo y 28 torres. Su situación y sus excelentes condiciones de visibilidad permitían controlar una de las rutas de acceso hacia el norte y el río Duero, fue una de las posiciones estratégicas más codiciadas por musulmanes y cristianos durante los siglos IX y X y todavía huele a historia..

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